miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA PROMOCIÓN DE LA LECTURA CON PÚBLICOS DIVERSOS Y RECURSOS ALTERNATIVOS.



Andrés Felipe Sanabria Molina
Profesional en educación/Esp. Entornos virtuales de aprendizaje.

Ponencia presentada en el VIII Encuentro Nacional de Promotores de Lectura 
Alcaldía de Medellín-Comfenalco Antioquia


A MANERA DE INTRODUCCIÓN.

Es necesario partir de algunos problemas que se arrastran a la hora de hablar de promoción de lectura. Debido a la carencia de tiempo, ya que es un encuentro un tanto breve, es necesario plantearlos para desarrollarlos posteriormente. Inicio entonces con el primer problema. La promoción de la lectura nace como respuesta frente a los grandes problemas que fecunda la escuela con relación a la formación de lectores; sin embargo todavía se cree que le pertenece en exclusiva, acto que no debería pensarse de esa manera. La promoción de lectura ha migrado. En esencia podemos decir que es un híbrido conceptual entre la pedagogía crítica, la sociología, la antropología, y las ciencias sociales y humanas. Si pensamos que la lectura es una práctica social, los procesos de transformación de sujetos deben ir en procura de la transformación de sus prácticas, de sus modos de pensar, de la afectación de sus realidades; pero si esto pasa, pasa muy poco.
Otro problema que he evidenciado va en la línea de las realidades. Es necesario pensarnos qué realidades se afectan desde esos procesos de transformación, ya que no estamos en una sociedad cualquiera, y la promoción de lectura pareciera que desconoce que estamos en una sociedad de consumo absolutamente agresiva y como lo dice Bauman, líquida. La falta de esa conciencia es lo que impide el éxito de un proceso de afectación real y casi que se termina trabajando para que el sujeto consuma, (De hecho el término promoción va más ligado al impulso de un producto cultural que a un proceso lector)
Así pues, hay que hacer visible que a veces la promoción de lectura se queda únicamente en el maravilloso y fantástico acto de leer, acto que a la luz de una apuesta de emancipación, no transforma sujetos, más bien los trastorna, los aliena. A esto se le suma el último problema a desarrollar y es precisamente las prácticas de lectura mediadas por las relaciones de poder propias de la era moderna, es decir la metodología que constituye un ser pontificando sobre el acto de leer ciertas lecturas, ante una comunidad aparentemente iletrada carente de ciertos bagajes; resumiendo, un ser que lee, pontificándole a un ser que no lee. Nos convertimos así en promotores estereotipados, que forman seguidores, cuyas relaciones de transferencia se evidencian más en la moda impostada de la pose, del tono, del discurso, que en un proceso lector transformativo. La idea es, entonces, desarrollar estos problemas a la luz de tres preguntas ¿Qué es eso de la promoción de lectura? ¿Qué es eso de público diverso? ¿Qué es eso de materiales alternativos? Espero así presentar una muestra que permita la reflexión y el debate posteriormente. Empecemos entonces.

¿Qué es eso de la promoción de lectura?

Bauman (2012) nos introduce en este tema, de manera contundente, citando el libro de Homero, La Odisea. En el capítulo en que Circe convierte en cerdos a los marinos, ellos estaban tan encantados por su nueva condición, que resistieron desesperadamente los intentos de Odiseo por regresarlos a su forma humana. Cuando Odiseo les dice que ha encontrado unas hierbas mágicas capaces de deshacer el hechizo y que pronto volverán a ser humanos, los marineros –devenidos-cerdos corren a esconderse a tal velocidad que su ferviente salvador no puede alcanzarlos. A la hora de atrapar un cerdo y frotarlo con las hierbas aparece Elpenor, marinero cualquiera, “común y corriente” que le dice:
¿Así que has vuelto, granuja entrometido? ¿Otra vez a fastidiarnos y a molestarnos? ¿Otra vez a exponer nuestros cuerpos al peligro y a obligar a nuestros corazones a tomar nuevas decisiones?  Yo estaba tan contento, podía revolcarme en el fango y retozar al sol, podía engullir y atracarme, gruñir y roncar, libre de dudas y razonamientos: “¿Qué debo hacer, esto o aquello?”. “¿A qué viniste?” “¿A arrojarme de nuevo a mi odiosa vida anterior?”
Hoy día, podríamos decir que la sociedad sigue sin querer emanciparse. ¿Cuántos de nosotros estamos cómodos, emporcinados en nuestra propia alienación?, y lo peor ¿Cuántos de nosotros transmitimos esta dependencia teniendo pleno conocimiento de esos titiriteros que están moviendo los hilos desde la Escila y la Caribdis del emporio capitalista de nuestro país? Diríamos que es más fácil dejarnos sumergir en una programación televisiva, diseñada para esclavizar y embrutecer al sujeto, que formar lectores críticos. Sanabria (2013). Es por esto que la promoción de lectura debe propender por contribuir al fortalecimiento de procesos de emancipación, que Eagleton, (1997) la reconoce como una nueva manera de alterar, en ese mismo acto, la forma de ser; así tenemos una manera peculiar de cognición en la cual el acto de conocimiento altera lo que contempla. Al tratar de comprenderme a mí mismo y a mi condición, jamás puedo permanecer totalmente idéntico a mí mismo.
En el libro “Una soledad demasiado ruidosa” de Bohumil Hrabal, habita una acertada definición del acto de leer. en el que Hanta, el personaje de la historia se define a sí mismo como: Así, extranjero y ajeno, cada anochecer me dirijo a mi casa, en silencio voy por las calles inmerso en una profunda meditación, paso de largo tranvías y coches y peatones, perdido en una nube de libros que acabo de encontrar en mi trabajo y que me llevo a casa en la cartera, así, soñando, cruzo en verde sin percatarme de ello, sin topar con los postes ni con la gente, camino, apestando a cerveza y a suciedad, pero sonrío porque tengo la cartera llena de libros de los cuales espero que por la noche me expliquen algo sobre mí mismo, algo que todavía desconozco.
La promoción de lectura, permite alterar esas realidades; realidades líquidas. En el mundo de hoy prima lo volátil, lo etéreo, lo instantáneo, lo superficial, la vida se ha tornado un gran espejismo moldeado por la sociedad de consumo en el que la ansiedad por la adquisición configura la existencia. La lucha es, entonces, frente a esto, frente a la posibilidad de la alienación inminente, frente al facilismo lector, frente a la superficialidad de las lecturas, frente a ese falso amor que no conduce a nada. Hay que trascender ese flechazo, ese primer amor que obligan algunas lecturas, para significar, para transformar. Panofsky, citado por Bordeau (2010) habla de que hay que trascender la capa primaria del sentido que podemos penetrar sobre la base de nuestra experiencia existencial a la capa de los sentidos secundarios; es decir, a la región del sentido del significado. El verdadero placer, el verdadero gusto, la verdadera empatía, siempre va a suponer un acto de conocimiento, liderado más desde la reflexión que desde el gusto permitiendo ir más allá del placer de los sentidos, del placer fácil  hasta la depuración estética que permite la capacidad de sublimación que define al hombre verdaderamente humano. Bordeau (2010).

¿Qué es eso de público diverso?

Primero se debe rescatar la palabra diversidad, que lentamente ha sido apoderada por la comunidad LGTBI, por supuesto que ellos se incluyen, pero la diversidad hace referencia a la inclusión de distintos sujetos inmersos en prácticas y entornos sociales-culturales particulares. En la promoción de lectura nos preocupamos mucho por los sujetos que queremos afectar, sin embargo, a veces la balanza no es equilibrada, o el enfoque de selección no es el adecuado. Es aquí en que:
A veces la mayoría de las acciones se da con población infantil, más por facilismo que por conciencia transformadora. Esto aplica para logros cuantitativos.
A veces es más fácil promover la lectura con público que no lo necesita porque ya vuelan solos. Aplica para cafés y talleres literarios.
A veces diseñamos programas para una población determinada, desde imaginarios que no tienen nada que ver con su realidad.
A veces el promotor de lectura desconoce las subculturas del radio de acción en el que trabaja.
A veces nos dejamos llevar por las modas de los gobiernos de turno.
Para lograr un buen acto de transformación a partir de la lectura, no es necesario llenarnos de programas en el afán de trabajar con todas las comunidades, esto con el fin de integrarlos, termina siendo más excluyente. No se trata de diseñar acciones de lectura para negritudes, para población LGTBI, para adultos, para adultos mayores, para mujeres, etc., porque simplemente es muy difícil abarcarlos a todos en su individualidad; ahora, no hay que desconocer el principio de formación y competencias del promotor de lectura, que a veces no se las sabe todas. Se trata entonces de vincular cuatro o cinco programas, pero no desde imaginarios utópicos, sino integrando a la población de manera activa en el diseño, madurez y ejecución de los programas. Esto es muy distinto al acto de pontificar sobre el acto de leer; es decir, no se trata de conquistar, ni mucho menos colonizar lectores, ya que no sería más que la extensión de prácticas de lectura liderada por relaciones de poder y dominación. 
Al respecto, Merleau-Ponty, citado por Giroux, alude a que como acto político, el pensamiento crítico significa que los seres humanos deben emerger e intervenir en la realidad tal como esta se revela. Ello no sólo indica que deben actuar con los otros en la conformación de la historia; también quiere decir que tienen que “escapar” de su propia historia, esto es, de lo que la sociedad hizo de ellos. Como escribe Sartre, “Te conviertes en lo que eres en el contexto de lo que otros hicieron de ti.” (1997).
Volviendo a la modernidad líquida que nos hace ver Bauman (2008), podemos entender que vivimos en una sociedad que ha dejado de cuestionarse a sí misma, una sociedad que padece síndrome de aceleración, de sujetos dispersos, resbaladizos, moldeados a través de lecturas de corto aliento, cuya sociedad de consumo los forma depresivos, porque la depresión tanto como la euforia vende, y mucho. En lo vertiginoso de nuestra sociedad, la promoción de lectura no debe seguir ese juego de consumo, todo lo contrario, se debe establecer la pausa para volver a lo bello del lenguaje, lenguaje que nos posibilita otra manera de vivir, una vida que configura la conciencia.

¿Qué es eso de recursos alternativos?

Si pensamos que es la existencia social, la que es determinante en el desarrollo de las estructuras que forman la conciencia, las prácticas en la promoción de lectura son determinantes, de ahí trabajar un buen texto. Pero ¿Qué es un buen texto? Podríamos decir, ya que no es objeto de este conversatorio, que tiene que estar permeado por la estética del lenguaje, que debe plantear, a partir de su carga de significación diversas encrucijadas para que el lector reflexione con relación a su historia de vida. Como lo diría Hanta, el personaje de Hrabal, un texto que plantee un viaje sin regreso, que una vez leído sea imposible volver a ser el mismo.
¿Esto para qué? Es necesario fortalecer el alma y la conciencia de los lectores, insisto, no desde la concepción moral ni religiosa, sino desde un principio crítico y político. Es por esto que antes de pensar en recursos alternativos es necesario tener conciencia sobre la formación del hábito lector. Algunos no estarán de acuerdo con esta palabra, pero es necesaria para el fortalecimiento del alma y la conciencia crítica. Habitus, además, es lo que permite la configuración de la identidad, una identidad que parece desmoronarse con la llegada del internet. Turkle, citada por Bauman (2012), plantea que internet deja al descubierto lo ilusorio de atribuir una identidad, en el sentido de pretender totalizar y dotar de una entidad a la persona. De manera que no hay identidad (en sentido sólido) sino multiplicidad de identificaciones parciales, lacunarias, que se reemplazan, se desplazan y se articulan de manera desigual y combinada.
En el desdibujamiento de la identidad un buen hábito se plantea como resistencia, si superamos la espontaneidad del concepto. Según Bordeau  se configura en tres dimensiones: Eidos, Ethos y Hexis, que pueden funcionar una independiente de la otra. Estas dimensiones moldean, configuran parte de la estructura de subjetivación. Haciendo un breve resumen y corriendo peligro de ser un tanto irresponsable, podemos referenciar que la dimensión del Eidos, fortalece procesos de pensamiento, el Ethos, configura el discernimiento, bueno, malo, justo, injusto; y la Hexis establece una relación desde la manifestación corporal a lo largo del proceso, es decir la forma como nos asumimos, como nos manifestamos frente al mundo. Téllez (2002).

Al hablar de recursos alternativos que ayuden a fortalecer el hábito lector, necesitaríamos de dos tecnologías iniciales: El lenguaje como tecnología de la palabra,  que desarrolla el caudal de voces propias del sujeto, a partir de la recuperación de su memoria histórica y cuyo eje central se trabaja desde la oralidad y la escritura. Y la otra tecnología obedece a las tecnologías que despliegan el Yo, es decir la relación crítica del sujeto frente al mundo, trabajada desde la espiritualidad.

Comenzamos por la segunda. Foucault (2012), plantea La inquietud de sí, o Las tecnologías del yo, como una actitud, con respecto a uno mismo, a los otros, y al mundo. En ese sentido implica la forma cómo todo lo que sucede fuera, en el exterior, es afectado al sujeto en su interior, y cómo esa inquietud, esa afectación es la que determina las acciones posteriores que lo modifica, lo transforma y lo transfigura. Las prácticas que se abordan, desde la reflexión y desde la actitud, teniendo conciencia de la transformación de subjetividades es lo que determina la espiritualidad. Foucault (2012), nos propone que “Para la espiritualidad, la verdad no es simplemente lo que se da al sujeto para recompensarlo en cierto modo por el acto de conocimiento y llegar a colmar este acto. La verdad es lo que ilumina al sujeto; la verdad es lo que le da la bienaventuranza, la verdad es lo que le da la tranquilidad del alma. Lo que lo despierta. La espiritualidad, entonces, es despertar, es emancipación.
Con relación a la oralidad y la escritura, Ong (1987), podemos todavía decir que somos orales, y en este sentido la lectura en voz alta y el fortalecimiento de las relaciones dialógicas, siguen siendo el recurso por excelencia. También podríamos añadir que un proceso de fortalecimiento lector no necesitaría en su inicio de la escritura, eso dependería de ciertos factores tanto personales como sociales. Pero también es necesario pensar que la escritura como tecnología del lenguaje se ha incorporado de múltiples maneras en lo que entendemos como la sociedad del conocimiento. La pregunta que plantearía para los colegas asistentes sería entonces ¿Cómo podemos articular procesos de transformación de sujetos a partir de la promoción de lectura, en la sociedad del conocimiento?

BIBLIOGRAFÍA

BAUMAN, Zygmunt. (2012). Modernidad líquida. Buenos Aires, Argentina. Editorial Fondo de Cultura Económica.
BAUMAN, Zygmunt. (2007). Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona, España. Editorial Gedisa,
BORDEAU, Pierre. (2010). El sentido social del gusto. Buenos Aires, Argentina. Siglo XXI Editores
FOUCAULT Michel. (2011). La hermenéutica del sujeto. Buenos Aires. Editorial Fondo de Cultura Económica.
GIROUX, Henry  A. (2003). Pedagogía y política de la esperanza. Buenos Aires. Editorial Amorrortu.
GONZÁLEZ, Santos Fernando. (2002). Modernidad e Institución Educativa. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá Colombia.
HARGREAVES, Andy. (2003). Replantear el cambio educativo: Un enfoque renovador.  Buenos Aires. Editorial Amorrortu.
MEJÍA, Marco. (2008) Las pedagogías críticas en tiempos de capitalismo cognitivo. En http://www.cepalforja.org/sistem/sistem_old/pedagogias_criticas.pdf. Fecha de obtención de documento: 22 de junio de 2012.

SANABRIA, Andrés. (2013) El mecanismo de aseguramiento de la calidad como dispositivo moderno en la escuela de hoy. Tesis de grado. Bogotá, Colombia Pontificia Universidad Javeriana. 

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